Un poco de historia sobre las frutas deshidratadas
La deshidratación de alimentos fue probablemente más un descubrimiento que una invención.
En la antigua Mesopotamia la evidencia sugiere que secaban los alimentos con el sol en el desierto; posiblemente notaron que las frutas caídas desecadas por el sol todavía eran comestibles aún mucho después de que cayeran del árbol y concluyeron que cuando un alimento se deshidrata, su preservación se prolonga más tiempo, ya que es la humedad la que origina su descomposición.
Antiguamente la deshidratación era una necesidad por la escasez de alimentos, hoy en día las circunstancias son diferentes ya que se aprovechan las épocas de cosecha, cuando hay abundancia, para deshidratar los alimentos, conservarlos, no desperdiciarlos y así poder consumirlos durante todo el año, aunque solo se cosechen en una temporada.
Por ejemplo, la cosecha de mango en Colombia empieza desde abril hasta octubre (la más larga de Sudamérica, ya que hay países en donde suele durar solo 2 meses) y con la deshidratación del mango podemos tener esta fruta disponible aún en diciembre, enero, febrero, y los otros meses que no hay producción.
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